PURIFICAR EL KARMA Y LA MENTE
“Así como mi sombra siempre sigue al cuerpo, el resultado de mis acciones proseguirá a la muerte”.
Entender la ley del karma es difícil para una mente ordinaria como la mía. Pero tiene tanto sentido para explicar nuestras experiencias habituales que no me resisto a repasar por escrito alguna de sus características.
Buda nos enseña que nuestra conciencia o mente muy sutil es como un campo de siembra. Las acciones que realizamos son como las semillas que plantamos en ese campo. Los frutos que recogemos son las experiencias o sensaciones que experimentamos, dependiendo de la naturaleza de la semilla plantada.

Si con nuestras acciones mentales, verbales o físicas, hemos sembrado dolor, hostilidad, enfado, sufrimiento; ese es el fruto que recogeremos cuando llegue el momento de la cosecha. Quien siembra vientos, recoge tempestades. Si sembramos amor, compasión, generosidad, recogeremos un fruto que se parecerá al de esa semilla que hemos plantado en el campo de siembra que es nuestra mente raíz, nuestra mente más profunda.
MEDITACIÓN EN EL KARMA
Resumiendo: somos responsables de lo que nos está sucediendo ahora, sea bueno o malo, sea positivo o negativo. Nosotros, a través de nuestras acciones y de nuestras intenciones del pasado hemos creamos las causas para nuestras experiencias y sensaciones presentes. Como nos dicen a menudo nuestros maestros, debemos convencernos de que la causa de todo nuestro sufrimiento son nuestras acciones perjudiciales y la causa de toda nuestra felicidad son nuestras acciones virtuosas. Si entendemos esta relación especial que hay entre nuestras experiencias o sensaciones y nuestras acciones, nos será más fácil transitar el camino e la virtud.
La conclusión de la meditación en el karma dice : Puesto que no deseo sufrir nunca y siempre quiero ser feliz, he de abandonar las acciones perjudiciales, purificar las que ya he cometido y realizar acciones virtuosas con sinceridad.
En diferentes libros, el Venerable Guesela nos explica que nuestros verdaderos enemigos y los de todos los seres sintientes son nuestros engaños. En vidas pasadas, bajo la influencia de los engaños cometimos numerosas acciones perjudiciales y como resultado, ahora experimentamos sufrimientos en nuestra vida y tenemos dificultades en nuestra práctica espiritual. Si no purificamos todas estas faltas ahora que tenemos la oportunidad, tendremos que seguir padeciendo sufrimientos y dificultades en el futuro. Como seres humanos, tenemos la buena fortuna de poder purificar estas acciones perjudiciales. El grado de nuestra purificación dependerá de la fuerza con que apliquemos los 4 poderes oponentes:

EL PODER DEL ARREPENTIMIENTO
- El poder del arrepentimiento, un arrepentimiento profundo, reconociendo con humildad nuestras acciones perjudiciales, sin identificarnos con ellas, deseando no haberlas cometido y queriendo purificarlas cuanto antes.
- El poder de la dependencia. Debemos reconocer que nuestras malas acciones han tenido como objeto a las Tres Joyas y a los seres sintientes y que, en dependencia de ellos, podremos subsanar nuestras faltas: generando plena confianza en las Tres Joyas para protegernos y generando amor y compasión hacia los seres sintientes.
- El poder de la fuerza oponente se manifiesta realizando acciones virtuosas, con buena motivación, tanto en nuestra práctica de Dharma como en nuestras actividades cotidianas.
- El poder de la promesa. Hemos de comprometernos de corazón a no volver a cometer acciones perjudiciales en el futuro.
“Que gracias a esta práctica virtuosa de purificación, yo y todos los seres sintientes nos liberemos por completo del karma negativo.”
La purificación de la mente es imprescindible para poder progresar en el camino espiritual. La meditación y recitación de Vajrasatva, el Buda de la Purificación, es el método más poderoso para purificar la mente.
Esta meditación especial elimina sensaciones de infelicidad y obstáculos mentales y ayuda a limpiar la mente de malos hábitos y tendencias. Como dice el Venerable Gueshela:
La purificación es la raíz de la felicidad futura y de las realizaciones espirituales. Por ello, deberíamos esforzarnos en purificar nuestras perturbaciones mentales y nuestro karma destructivo.
D.M. Estudiante Programa Fundamental